Internacionales
Revelaciones alarmantes sobre OceanGate: CEO planeaba soborno para ocultar problemas del Titán
Durante una audiencia sobre la tragedia del submarino Titán, Matthew McCoy, ex empleado de OceanGate, testificó que el CEO Stockton Rush le reveló su intención de “comprar un congresista” para resolver problemas relacionados con el sumergible. McCoy dejó la empresa tras esta conversación, que lo dejó “horrorizado”. Aseguró que la falta de certificación y supervisión de la Guardia Costera fue una de sus principales preocupaciones, y recordó que Rush le garantizó que el Titán operaría fuera de la jurisdicción estadounidense, lo que aumentó su inquietud.
En su testimonio, McCoy describió un ambiente de trabajo donde se ignoraban las normas de seguridad. El ex empleado, quien antes sirvió en la Guardia Costera, también mencionó que en 2018 se había presentado una denuncia por prácticas de seguridad deficientes en OceanGate. Esta denuncia, hecha por otro ex empleado, David Lochridge, fue cerrada tras un acuerdo, lo que McCoy consideró como una falta de investigación más exhaustiva sobre la empresa.
McCoy compartió que al principio confiaba en OceanGate, dado su vínculo con instituciones como el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de Washington y Boeing. Sin embargo, esa confianza se desvaneció cuando descubrió que la compañía había roto la relación con Boeing, quien había dejado de participar en el proyecto del Titán. En su evaluación, McCoy consideró que la ingeniería de la empresa no era adecuada, ya que muchos de los empleados eran pasantes universitarios.
Tras su renuncia en 2017, McCoy perdió interés en OceanGate y dejó de seguir sus actividades. Su testimonio revela serias preocupaciones sobre la seguridad y la ética dentro de la compañía, subrayando la gravedad de los problemas que condujeron a la tragedia del Titán.
Internacionales
Trump confirma destrucción de submarino usado para tráfico de drogas en el Caribe
Washington, D.C.– El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que las fuerzas estadounidenses destruyeron un submarino semisumergible que estaba siendo utilizado para el tráfico de drogas en el mar Caribe, cerca de la costa venezolana.
El ataque, realizado el 16 de octubre de 2025, dejó un saldo de seis presuntos narcotraficantes muertos y dos sobrevivientes capturados, quienes actualmente permanecen bajo custodia en un buque de la Marina de los Estados Unidos. Trump calificó a los atacantes como “narcoterroristas” y señaló que el gobierno de Nicolás Maduro ha ofrecido “todo” para evitar un enfrentamiento directo con Estados Unidos.
Estas acciones forman parte de una campaña militar estadounidense dirigida a combatir el narcotráfico en la región, que ha incluido ataques a embarcaciones vinculadas a organizaciones criminales venezolanas desde septiembre de 2025.
El gobierno de Venezuela ha reaccionado denunciando estas operaciones como violaciones a su soberanía y ha movilizado a su milicia, mientras que en Estados Unidos algunos legisladores cuestionan la legalidad de los ataques sin la aprobación del Congreso.
Trump enfatizó que las acciones buscan interrumpir las rutas de narcotráfico y desmantelar las estructuras criminales en la región, reafirmando el compromiso de su administración de mantener el control sobre el tráfico de drogas en el Caribe.
El hecho genera preocupación internacional por la escalada de operaciones militares y plantea interrogantes sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, así como sobre la seguridad en la región fronteriza del Caribe.





