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La Internacional Villahermosa

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EU reporta récord de trabajadores ‘pachecos’

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El índice de consumo de marihuana entre los trabajadores en Estados Unidos ha alcanzado máximos no vistos en los últimos 20 años, de acuerdo con la empresa Quest Diagnostic.

Según un informe de esta compañía difundido este jueves, en el año 2022 se detectó marihuana en el 4.6% de los análisis de orina realizados a trabajadores en Estados Unidos, lo que según Quest es el nivel más alto desde 2001.

La empresa, que ofrece servicios de información diagnóstica, precisa que entre 2021 y 2022 el índice de detección de marihuana en análisis de orina a empleados en este país aumentó en un 10.3%.

Quest también apunta que el 1.3% de los test a trabajadores dieron positivo al consumo de anfetaminas, lo que supone un aumento del 15.4 % respecto a 2021.

“Nuestro análisis muestra que la tasa general de positividad (de marihuana) de la fuerza laboral estadounidense continuó en un nivel históricamente elevado en 2022, incluso cuando gran parte de la fuerza laboral del país regresó a la oficina después de la pandemia”, apuntó el gerente general de Quest, Keith Ward, citado en el comunicado.

Por otra parte, la compañía apuntó que en 2022 se detectó marihuana en el 7.3% de los análisis de orina realizados a trabajadores que habían estado involucrados en accidentes laborales, un aumento del 9 % comparado con los registrados en 2021.

“El nuevo pico sigue a un incremento estable en la positividad de marihuana detectada tras un accidente laboral entre 2012 hasta 2022”, apunta el informe.

Quest Diagnostic vincula este aumento con la legalización de la marihuana en varios estados del país y recuerda que los estados de Colorado y Washington fueron los primeros en legalizar esta droga en 2012.

En la actualidad, 19 estados, además de Washington capital, han legalizado el uso recreacional de la marihuana.

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Ruptura de una presa en Ucrania provoca evacuaciones y daños ecológicos

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La ruptura de una importante presa a orillas del río Dniéper, línea divisoria entre los ejércitos ruso y ucraniano en el frente sur de la guerra y de cuyo colapso se acusan los dos países mutuamente, provocó evacuaciones de más de dos mil residentes de ambos lados y daños ecológicos aún por cuantificar.

La presa, situada en la ciudad de Nueva Kajovka, ocupada por las fuerzas rusas desde febrero de 2022, inmediatamente tras iniciar Rusia la guerra en Ucrania, empezó a colapsar sobre las 2:00 h local, cuando los rusos la volaron “desde dentro”, según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Sin embargo, las autoridades rusas afirmaron que 11 de las 28 válvulas de la central hidroeléctrica fueron destruidos inicialmente por “una serie de ataques numerosos” por parte de las fuerzas ucranianas con lanzaderas de misiles múltiples Alder.

El Kremlin negó rotundamente estar detrás de la destrucción de la presa y aseguró que se trata de un “sabotaje deliberado” de Kiev. El Comité de Instrucción, dependiente de la Presidencia rusa, ha abierto posteriormente un caso penal por “atentado terrorista”.

En total 80 localidades se encuentran en la zona de peligro a lo largo del río Dniéper, cuya orilla izquierda ocupan las tropas rusas tras retirarse en otoñó pasado del tercio norte de Jersón, y las fuerzas ucranianas la ribera derecha.

La teoría de Kiev es que Rusia hizo volar la presa para, entre otras cosas, “crear obstáculos insuperables en el camino del avance de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, tuiteó el asesor de la Presidencia, Mijailo Podolyak.

El gobernador interino de Rusia en Jersón, Vladímir Saldo, aseguró que la destrucción de la presa “no impedirá que nuestros militares defiendan la margen izquierda” del río Dniéper.

Pese a la inmediata condena internacional por parte de la Unión Europea (UE) y de la OTAN de la destrucción “por parte de Rusia” de esta infraestructura civil, algunos medios occidentales han comenzado a advertir de que imágenes de satélite tomadas entre el 28 de mayo y el 5 de junio muestran que la presa sufrió daños en los días previos.

El alcalde impuesto por Rusia en Nueva Kajovka, Vladímir Leontiev, decretó el estado de emergencia y se está evacuando en tres distritos cercanos a la presa. Cerca de 900 personas fueron trasladados a otros lugares, según los servicios de emergencias rusas.

El nivel de agua en la localidad ha subido ya a 12 metros, mientras que en otras zonas cercanas es de 11.2 y de 7.3 metros. Cerca de 600 casas han sido inundadas.

La rotura de la presa afecta a 14 localidades donde viven 22 mil personas, según el presidente del Gobierno impuesto por Moscú en la región, Andréi Alekseenko.

La hidroeléctrica de Kajovka, construida en la década de los 1950, contenía 18 millones de metros cúbicos de agua.

Zelenski convocó de inmediato una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, y dio instrucciones para evacuar a los civiles de las zonas en peligro y proporcionar agua potable a las localidades que dependen del embalse de Kajovka.

A las 15.00 hora local, cerca de mil 300 personas habían sido evacuadas de las áreas inundadas en la región de Jersón, indicó el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, que ha desplegado cuatro puntos de evacuación.

La Administración Militar ucraniana de la zona ha cifrado en 16.000 el número de personas que viven en la zona crítica.

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