Internacionales
Crimen en Georgia, EE.UU.: un nuevo campo de batalla político sobre inmigración para los republicanos
El homicidio de Laken Hope Riley, una universitaria de 22 años en Georgia, presuntamente a manos de un inmigrante venezolano recién llegado, ha generado un intenso debate político en Estados Unidos, especialmente entre los republicanos, quienes lo han utilizado como un punto de crítica hacia la política migratoria de la Administración Biden.
El sospechoso del crimen, José Antonio Ibarra, de 26 años, fue arrestado y acusado el pasado viernes por el asesinato de Riley mientras corría por el campus de la Universidad de Georgia en Athens el 22 de febrero. Ibarra había ingresado al país a través de la frontera con México en 2022 como parte de la ola masiva de migrantes que buscaban asilo.
Ante este suceso, congresistas republicanos han solicitado al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) una respuesta sobre cómo Ibarra pudo ingresar al país y permanecer en él. El gobernador de Georgia, Brian P. Kemp, ha enviado una carta al presidente Biden exigiendo una respuesta sobre el estatus migratorio de Ibarra y destacando la necesidad de proteger a los ciudadanos ante la inacción del gobierno federal.
El analista político Octavio Pescador de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) señaló que este caso se ha convertido en un nuevo “caballo de batalla” para los republicanos en las elecciones presidenciales, donde la inmigración se ha posicionado como un tema central. Por su parte, Miguel Tinker Salas, profesor retirado de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Pomona, comparó este suceso con el caso de Kate Steinle, utilizado por Donald Trump durante su campaña presidencial para criticar las políticas migratorias.
El debate se intensifica aún más con declaraciones de figuras republicanas como la congresista Marjorie Taylor Greene, quien ha acusado al presidente Biden y a los demócratas de tener “sangre en sus manos” por el asesinato de Riley. Además, la candidata republicana al Senado por Arizona, Kari Lake, ha culpado a los “políticos corruptos” de Washington por el suceso.
Este incidente ha reavivado el tema de la inmigración como una preocupación principal entre los estadounidenses, según un sondeo de Gallup, donde el 55% de los encuestados considera que el gran número de inmigrantes que ingresan ilegalmente es una amenaza crítica para los intereses del país.
Internacionales
Hallazgos arqueológicos revelan el consumo de cocaína en Europa desde el siglo XVII
Investigadores han descubierto evidencia de consumo de cocaína en la cripta de un antiguo hospital en Milán, sugiriendo que los europeos estaban consumiendo hojas de coca desde el siglo XVII, mucho antes de que la droga fuera aislada por un químico alemán. Gaia Giordano, estudiante de posgrado, lideró el análisis de cráneos y tejidos cerebrales de nueve personas enterradas en la cripta del hospital Ca’ Granda. Los resultados, que se publicarán en el Journal of Archaeological Science, indican que al menos dos individuos masticaron hojas de coca, lo que marca la prueba más antigua de consumo de cocaína en la Europa premoderna.
Los hallazgos apuntan a que los milaneses pudieron haber tenido acceso a las mismas hojas de coca utilizadas por civilizaciones sudamericanas para aliviar el dolor y aumentar la energía. Aunque no se conoce con certeza cómo la planta llegó a Europa, se especula que los colonizadores españoles, atraídos por las propiedades analgésicas de la cocaína, pudieron haber introducido las hojas como un remedio. Christine VanPool, antropóloga de la Universidad de Misuri, sugiere que es plausible que un español enfermo decidiera probar las hojas en busca de alivio.
Benjamin Breen, historiador de la Universidad de California, también apoya la idea de que la coca pudo haber llegado a Europa como un producto médico curioso. La cripta de Ca’ Granda, que contiene unos 2.9 millones de huesos, es considerada un centro de comercio que pudo haber recibido la planta antes que otras ciudades europeas. Los documentos históricos indican que los viajeros europeos del siglo XVI ya habían notado el uso de las hojas de coca entre las civilizaciones indígenas.
A pesar del escepticismo inicial sobre los hallazgos, Breen encontró respaldo en relatos históricos, como los del misionero español José de Acosta, quien observó el uso de hojas de coca en América del Sur. Este contexto histórico refuerza la idea de que la planta fue vista como un producto medicinal. En cuanto a los restos analizados, se determinó que uno de los consumidores era un hombre de entre 30 y 45 años que padecía sífilis, aunque no se pudo establecer la condición de la otra persona.
Los investigadores concluyen que el consumo de cocaína podría haber sido tanto recreativo como medicinal. Sin embargo, los registros del hospital no indican que se proporcionaran hojas de coca como tratamiento oficial. En cambio, un estudio previo sugirió que el uso de productos derivados de la amapola real fue un tratamiento médico reconocido en Ca’ Granda. Esto sugiere que la cocaína podría haber sido utilizada de manera no oficial entre los pacientes del hospital.