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Viva Aerobus suspende operaciones en Aeropuerto de Puebla por presencia de ceniza volcánica


La aerolínea mexicana Viva Aerobus ha anunciado la suspensión de sus operaciones en el Aeropuerto de Puebla debido a las condiciones climáticas adversas provocadas por la presencia de ceniza volcánica, producto de la actividad del Popocatépetl.
La compañía ha instado a los pasajeros a extremar precauciones y mantenerse informados sobre posibles cambios en sus itinerarios de vuelo.
A través de sus redes sociales, Viva Aerobus ha compartido recomendaciones para los viajeros y ha señalado que la suspensión de actividades en el Aeropuerto de Puebla puede tener efectos en vuelos a otros destinos debido a las rutas y conexiones que las aeronaves afectadas cubren diariamente.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México ha alertado sobre la caída de ceniza volcánica en el noreste de la capital. Aunque se reporta una emisión de ceniza proveniente del Popocatépetl, se espera que no haya afectaciones en las alcaldías de la Ciudad de México. La dependencia ha recomendado a los ciudadanos estar atentos a las indicaciones de las autoridades locales.
Viva Aerobus ha instado a los pasajeros a seguir sus canales digitales, incluyendo redes sociales y su sitio web, para obtener información actualizada sobre la situación y posibles cambios en la operación de vuelos en la zona.
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Una historia que nos invita a reflexionar

En 2015, al borde de una carretera, una pequeña casa azul de techo de lámina comenzó a ser testigo de una vida sencilla pero profunda. Allí vivía una pareja de ancianos que, año tras año, aparecía en las imágenes de Google Maps: tomando el sol, pelando verduras, conversando o simplemente contemplando la vida pasar. No necesitaban nada más, porque se tenían el uno al otro.
El tiempo siguió su curso. En 2020, seguían juntos, compartiendo cada día como siempre. Pero en 2021, la escena cambió: él ya no estaba. Solo ella permanecía, apoyada en la puerta o sentada en el mismo banco donde antes compartían todo.
Para 2023, la casa mostraba las marcas del paso de los años: paredes descascaradas, colores apagados. Y aun así, ella seguía allí, firme, como si esperara en silencio, recordando lo que alguna vez fue.
En 2025, ya no quedaba nada. Ni la casa azul, ni el banco de madera, ni el techo oxidado. Solo un terreno vacío y el eco de una historia que dejó huella en quienes tuvieron la oportunidad de verla.
Hay relatos que no llegan a los periódicos ni a la televisión. Se esconden en rincones olvidados, como la casa donde dos corazones envejecieron juntos, cuya memoria desapareció silenciosamente… pero cuyo testimonio permanece en la mirada de quienes la descubrieron.