Internacionales
Pastor evangélico contagiado de COVID-19 realiza culto con multitud
Un pastor evangélico chileno con coronavirus covid-19 celebró un culto con una treintena de personas que ahora están hacinadas en un pequeño templo a la espera de los exámenes que determinarán si se infectaron o no con la enfermedad, según las autoridades sanitarias.
No es la primera vez que fieles evangélicos se reúnen con sus pastores y luego varios resultan contagiados. El mes pasado, una pastora contagió a varias personas en Boca Sur, en el sur del país, en tanto que unos 300 líderes evangélicos realizaron un encuentro nacional en el que también se registraron varios casos por la pandemia.
“Tuvimos una situación con un rito religioso en la cual la persona que oficiaba esta ceremonia estaba contagiada y sabía que estaba contagiada. A pesar de eso, se hizo una ceremonia a la que asistieron 30 personas”, afirmó el martes el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Durante la ceremonia el viernes, agregó el ministro, “hubo abrazos y contacto de unos feligreses con otros… se hará una denuncia penal criminal para obligarlo a responder por los riesgos para la salud pública que eso significa”.
En Chile, donde hay más de 5 mil contagiados con el nuevo virus y 43 fallecidos, rige un estado de catástrofe, toque de queda y 16 de sus más de 300 barriadas están con cuarentena obligatoria, decenas de miles de personas practican un aislamiento voluntario, al que se suman más de cinco millones de estudiantes de todos los niveles.
Además, están prohibidas las reuniones con más de 50 personas y se recomienda el uso de mascarillas y una distancia de al menos un metro entre las personas.
El pastor José Salgado realizó el culto en una de las zonas más pobres de Puente Alto, en la periferia sur de la ciudad, al que asistieron una treintena de personas, entre ellos decenas en situación de mendicidad a los que acogió en un templo de unos 40 metros cuadrados, según se informó.
Vecinas del lugar dijeron a la prensa que desde el interior del templo se escuchan gritos pidiendo agua, comida y jabón, mientras que una doctora que llegó al lugar junto a un equipo que tomó los exámenes para detectar el coronavirus señaló que una bebé de unos diez meses fue sacada del lugar y trasladada a un hospital. No dio otros detalles. Varias personas llevaron comida y leche al templo.
Una fiscalía regional indagará al pastor. Si incumplió la cuarentena, el hombre podría encarar una pena de cárcel que va desde 61 a 541 días y a multas que oscilan entre los 300 mil pesos (350 dólares) y un millón de pesos ( mil 170 dólares).
Internacionales
Trump confirma destrucción de submarino usado para tráfico de drogas en el Caribe
Washington, D.C.– El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que las fuerzas estadounidenses destruyeron un submarino semisumergible que estaba siendo utilizado para el tráfico de drogas en el mar Caribe, cerca de la costa venezolana.
El ataque, realizado el 16 de octubre de 2025, dejó un saldo de seis presuntos narcotraficantes muertos y dos sobrevivientes capturados, quienes actualmente permanecen bajo custodia en un buque de la Marina de los Estados Unidos. Trump calificó a los atacantes como “narcoterroristas” y señaló que el gobierno de Nicolás Maduro ha ofrecido “todo” para evitar un enfrentamiento directo con Estados Unidos.
Estas acciones forman parte de una campaña militar estadounidense dirigida a combatir el narcotráfico en la región, que ha incluido ataques a embarcaciones vinculadas a organizaciones criminales venezolanas desde septiembre de 2025.
El gobierno de Venezuela ha reaccionado denunciando estas operaciones como violaciones a su soberanía y ha movilizado a su milicia, mientras que en Estados Unidos algunos legisladores cuestionan la legalidad de los ataques sin la aprobación del Congreso.
Trump enfatizó que las acciones buscan interrumpir las rutas de narcotráfico y desmantelar las estructuras criminales en la región, reafirmando el compromiso de su administración de mantener el control sobre el tráfico de drogas en el Caribe.
El hecho genera preocupación internacional por la escalada de operaciones militares y plantea interrogantes sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, así como sobre la seguridad en la región fronteriza del Caribe.





