Internacionales
Expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, es sentenciado a 45 años de prisión en EE. UU.

El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (2014-2022), fue sentenciado este miércoles a 45 años de prisión y cinco más de libertad vigilada por un tribunal de Nueva York, por su implicación en delitos relacionados con el narcotráfico y el uso de armas. Esta condena representa un desenlace distinto al pedido de cadena perpetua que solicitaba la Fiscalía.
Durante el juicio, testigos que cumplen sentencia en prisiones estadounidenses afirmaron que Hernández aceptó dinero de carteles de drogas para financiar su ascenso al poder, incluyendo un millón de dólares del cartel de Sinaloa, en ese entonces liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El veredicto llega apenas meses después de que Hernández fuera declarado culpable en marzo de este año por cargos de narcotráfico y posesión ilegal de armas por un jurado en Nueva York. Con esta sentencia, Hernández se convierte en el mandatario latinoamericano de más alto rango en ser condenado por delitos relacionados con el narcotráfico, desde que en 1992 el panameño Manuel Noriega recibiera una condena en Florida por sus vínculos con el Cartel de Medellín.
Según la Fiscalía de Estados Unidos, las actividades del expresidente hondureño no se limitaron a sus dos períodos presidenciales, sino que habrían comenzado al menos en 2004, utilizando sus cargos para colaborar con carteles de drogas en Honduras, México y otras regiones.
Esta sentencia marca un hito en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción en América Latina, y refleja los esfuerzos internacionales por combatir las redes criminales que operan a través de la política y el poder estatal.
Internacionales
Donald Trump ordena implementar la pena de muerte en Washington D.C.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un memorándum dirigido a la fiscal general, Pam Bondi, y a la fiscal del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, en el que instruye la implementación “plena” de la pena de muerte en la capital estadounidense. La medida revierte la abolición de la pena capital en Washington D.C., vigente desde 1981, y busca responder a lo que la administración califica como un aumento de la criminalidad en la ciudad.
Según el memorándum, los fiscales federales deberán buscar la pena de muerte en todos los casos apropiados bajo la legislación federal, particularmente en delitos graves como homicidios y asesinatos de agentes de policía. Además, se indica que ejercerán jurisdicción federal para garantizar la aplicación de la pena capital, en lo que la administración Trump considera una acción necesaria para mantener la seguridad.
La decisión ha generado un amplio debate. Expertos legales y organizaciones de derechos civiles han expresado su preocupación por la posible violación del derecho de autogobernanza de Washington D.C., cuya población ha rechazado la pena de muerte en referendos anteriores. También se cuestiona el impacto de esta medida sobre las normas legales y la autonomía local.
Esta acción forma parte de una serie de iniciativas del gobierno de Trump para expandir el uso de la pena de muerte a nivel federal, incluyendo la reactivación de ejecuciones federales tras la pausa durante la administración de Joe Biden. La medida consolida un cambio significativo en la política criminal de la capital estadounidense y promete generar un intenso debate jurídico y político en los próximos meses.