Por: Andi Rubí Martínez Vidal / Estudiante de comunicación de la UJAT

11 de julio de 2021.- En la Ranchería de González segunda sección, a las afueras de Villahermosa la capital de Tabasco, se encuentran negocios dedicados a la venta de frutas, verduras, pollo, carne, pozol y otros productos que son parte de la canasta básica del tabasqueño.

Entre los giros de negocio, ya no sorprende encontrar también establecimientos de bisutería, juguetes, maquillaje, peluches, perfumes y más.

María, habitante de esta comunidad, ha trabajo durante cinco años en su negocio de juguetes y accesorios, y aunque ha invertido de manera constante, aún no logra obtener ganancias que le permitan expandir su local.

Para María, uno de los impedimentos para generar más ganancias es la ubicación, pues acceder a su establecimiento no es tan sencillo por la situación que aguardan las carreteras.

La dificultad para poder echar a andar un negocio, depende también de los precios que tienen que ajustarse a la economía de los habitantes, de lo que por cierto, sus ingresos no son tan favorables.

Al mantener casi siempre precios mínimos, la reacción es que prácticamente se impide obtener ganancias visibles que resuelven apenas y la inversión.

La pandemia por COVID-19, agudizó las dificultades para todos los establecimientos, en el modelo urbano y también rural. Aunque haya deseos de emprender, la constante en las zonas situadas a las  afueras de la ciudad tienen un doble reto; la situación socioeconómica de sus clientes y una pandemia que además de cobrar vidas, ha cobrado factura también a los pequeños comerciantes.