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Somos una religión de paz: Musulmanes viviendo en Mérida, Yucatán
La noticia de que los talibanes se apoderaron de Afganistán y amenazan al pueblo y a las mujeres con actos violentos, entristeció a la comunidad de musulmanes que vive en Mérida, pues se reforzaron los estereotipos que señalan a los que profesan el Islam como terroristas y que restringen derechos.
El misionero de la Comunidad Ahmadía en Mérida e Imán de esa religión en la Península de Yucatán, Azhar Goraya, reconoció que esa falsa idea de que los musulmanes son personas violentas y que practican la guerra, influye en que sean discriminados.
“Somos una corriente del Islam, los musulmanes que creemos que regresó el mesías prometido, Mir za Ghulam Ahmad, y que él es la segunda venida de Cristo. Somos una religión de paz; nuestro lema es ‘amor para todos, odio para nadie’”.
El líder religioso, quien nació en Canadá y es de padres originarios de Paquistán, llegó hace unos ocho años a Yucatán. Al terminar sus estudios, la comunidad lo envió de misionero a nuestro país, en Mérida, para llevar el mensaje del profeta.
Pero no son los únicos que practican la religión islámica en México. De acuerdo con el censo 2020 del Inegi, en el país hay 7 mil 982 musulmanes. Los principales estados donde se ubican son Chiapas, Baja California, Jalisco, Nuevo León, Ciudad de México y Yucatán.
Azhar Goraya lamentó que siempre que ocurren actos terroristas o episodios violentos, como los promovidos por los talibanes en Afganistán, se les atribuye a la religión del Islam, como si la culpa fuera de los más de mil millones de musulmanes en el mundo.
Mandó el mensaje de que quitarle derechos a las mujeres y matar inocentes no tiene nada que ver con las enseñanzas islámicas.
A su vez, Airam Martínez Pozos, quien se encarga del grupo de mujeres “Lajna Imailah” de dicha comunidad, manifestó que están tristes e indignadas por cómo son tratadas las afganas, pues no sólo les cortaron sus derechos, sino que están en peligro de ser asesinadas.
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Restaurante flotante reactiva economía y se convierte en punto de encuentro en Coatzacoalcos
El arribo de un restaurante flotante a las playas de Coatzacoalcos no solo despertó curiosidad entre los habitantes, sino que también ha contribuido a reactivar la economía local.
Decenas de familias han acudido al malecón costero para tomarse fotos, convivir y disfrutar del ambiente, mientras comerciantes de nieve, cocos, chicharrones y antojitos aprovechan el incremento en la afluencia de visitantes.
Lo que en un inicio llegó como consecuencia de las inundaciones en el norte del estado, hoy se ha transformado en un espacio de reunión familiar y atractivo turístico improvisado en la ciudad.





