Internacionales
Piloto revela que sirvió 30 años para narcos como Amado Carrillo

Se trata de Fernando, un piloto de 60 años de edad que tenía una doble vida, una era la de estar al servicio de narcotraficantes, aunque no se asume como uno de ellos.
Decidió contar su historia porque buscaba ser testigo protegido de autoridades estadounidenses, pero al final no le cumplieron y obtuvo una sentencia que no era la esperada: 13 años, de los cuales ha cumplido casi 10 por conspiración para traficar cocaína y por falsificar la matrícula de una aeronave estadounidense.
Tras las rejas, mediante un teléfono celular y bajo el riesgo de ser descubierto por el personal de seguridad, tuvo conversaciones con el periodista y documentalista Meño Larios, que ahora forman parte del podcast Transportista.
Larios reconoció que no se busca absolver al piloto, sino contar su historia en la que narra la complicidad de autoridades y su rechazo al tráfico de fentanilo por considerarla una droga que genera mayor violencia.
“Dice que se ha vuelto un negocio más violento, aunque él también tuvo sus episodios de riesgo por la fragmentación, él dice que las drogas sintéticas por alguna razón ha hecho más violentos los enfrentamientos”, recordó Larios.
Fernando aseguró a Larios que no es nuevo que el crimen organizado reclute pilotos, pues lo ha hecho siempre porque es más fácil encontrar a alguien que jale un gatillo a que pilotee un avión.
“Él me dijo: ‘yo no era empleado de cárteles, sino de capos’, principalmente gente de Sinaloa”, señaló Larios.
Transportista, como lo denomina Larios, pasó de piloto del gobierno a trabajar para capos como Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, a quien conoció en el Reclusorio Sur cuando fue a visitar a un amigo.
“Él era un piloto, manejaba primero avionetas, después jets, empieza a moverse en este negocio, pero al mismo tiempo tenía vida clandestina, digamos, en la que se empieza a involucrar con gente de los cárteles”, dijo el periodista.
Internacionales
Donald Trump ordena implementar la pena de muerte en Washington D.C.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un memorándum dirigido a la fiscal general, Pam Bondi, y a la fiscal del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, en el que instruye la implementación “plena” de la pena de muerte en la capital estadounidense. La medida revierte la abolición de la pena capital en Washington D.C., vigente desde 1981, y busca responder a lo que la administración califica como un aumento de la criminalidad en la ciudad.
Según el memorándum, los fiscales federales deberán buscar la pena de muerte en todos los casos apropiados bajo la legislación federal, particularmente en delitos graves como homicidios y asesinatos de agentes de policía. Además, se indica que ejercerán jurisdicción federal para garantizar la aplicación de la pena capital, en lo que la administración Trump considera una acción necesaria para mantener la seguridad.
La decisión ha generado un amplio debate. Expertos legales y organizaciones de derechos civiles han expresado su preocupación por la posible violación del derecho de autogobernanza de Washington D.C., cuya población ha rechazado la pena de muerte en referendos anteriores. También se cuestiona el impacto de esta medida sobre las normas legales y la autonomía local.
Esta acción forma parte de una serie de iniciativas del gobierno de Trump para expandir el uso de la pena de muerte a nivel federal, incluyendo la reactivación de ejecuciones federales tras la pausa durante la administración de Joe Biden. La medida consolida un cambio significativo en la política criminal de la capital estadounidense y promete generar un intenso debate jurídico y político en los próximos meses.