Internacionales
Mujer de California pierde sus extremidades tras consumir pescado contaminado
Una tragedia impactante se ha desatado en California cuando una madre de 40 años sufrió la amputación de todas sus extremidades después de consumir tilapia contaminada con una bacteria mortal, según revelaron sus amigos.
Laura Barajas, residente en California y madre de un niño de 6 años, experimentó una pesadilla tras comer el pescado que había adquirido en un mercado local de San José y preparado en su hogar. Después de esta comida, su salud se deterioró rápidamente.
Anna Messina, amiga cercana de la afectada, compartió el calvario que vivió Laura: “Ha sido muy duro para todos nosotros. Es terrible. Esto nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros”. Messina describió cómo Barajas estuvo al borde de la muerte, conectada a un respirador y en coma inducido médicamente. Sus extremidades, incluyendo dedos, pies y labio inferior, se tornaron negros debido a la infección, y sufría de sepsis completa, con falla renal.
La causa de esta tragedia fue la infección por Vibrio vulnificus, una bacteria potencialmente mortal que se encuentra en mariscos crudos y aguas marinas. La doctora Natasha Spottiswoode, experta en enfermedades infecciosas, explicó que esta bacteria puede infectar a las personas a través de la ingesta de alimentos contaminados o por tener cortes o tatuajes expuestos al agua donde habita esta bacteria, siendo especialmente peligrosa para aquellos con sistemas inmunitarios debilitados.
La familia de Laura Barajas está en busca de respuestas y tratando de adaptarse a la nueva realidad. Para ayudar con los costos médicos y la adaptación a su vida transformada, Anna Messina inició una campaña en GoFundMe. Hasta el momento, se han recaudado más de 39,000 dólares para apoyar a Laura en su difícil proceso de recuperación y adaptación a su vida como amputada cuádruple.
Internacionales
Hallazgos arqueológicos revelan el consumo de cocaína en Europa desde el siglo XVII
Investigadores han descubierto evidencia de consumo de cocaína en la cripta de un antiguo hospital en Milán, sugiriendo que los europeos estaban consumiendo hojas de coca desde el siglo XVII, mucho antes de que la droga fuera aislada por un químico alemán. Gaia Giordano, estudiante de posgrado, lideró el análisis de cráneos y tejidos cerebrales de nueve personas enterradas en la cripta del hospital Ca’ Granda. Los resultados, que se publicarán en el Journal of Archaeological Science, indican que al menos dos individuos masticaron hojas de coca, lo que marca la prueba más antigua de consumo de cocaína en la Europa premoderna.
Los hallazgos apuntan a que los milaneses pudieron haber tenido acceso a las mismas hojas de coca utilizadas por civilizaciones sudamericanas para aliviar el dolor y aumentar la energía. Aunque no se conoce con certeza cómo la planta llegó a Europa, se especula que los colonizadores españoles, atraídos por las propiedades analgésicas de la cocaína, pudieron haber introducido las hojas como un remedio. Christine VanPool, antropóloga de la Universidad de Misuri, sugiere que es plausible que un español enfermo decidiera probar las hojas en busca de alivio.
Benjamin Breen, historiador de la Universidad de California, también apoya la idea de que la coca pudo haber llegado a Europa como un producto médico curioso. La cripta de Ca’ Granda, que contiene unos 2.9 millones de huesos, es considerada un centro de comercio que pudo haber recibido la planta antes que otras ciudades europeas. Los documentos históricos indican que los viajeros europeos del siglo XVI ya habían notado el uso de las hojas de coca entre las civilizaciones indígenas.
A pesar del escepticismo inicial sobre los hallazgos, Breen encontró respaldo en relatos históricos, como los del misionero español José de Acosta, quien observó el uso de hojas de coca en América del Sur. Este contexto histórico refuerza la idea de que la planta fue vista como un producto medicinal. En cuanto a los restos analizados, se determinó que uno de los consumidores era un hombre de entre 30 y 45 años que padecía sífilis, aunque no se pudo establecer la condición de la otra persona.
Los investigadores concluyen que el consumo de cocaína podría haber sido tanto recreativo como medicinal. Sin embargo, los registros del hospital no indican que se proporcionaran hojas de coca como tratamiento oficial. En cambio, un estudio previo sugirió que el uso de productos derivados de la amapola real fue un tratamiento médico reconocido en Ca’ Granda. Esto sugiere que la cocaína podría haber sido utilizada de manera no oficial entre los pacientes del hospital.