Nacionales
Millennials clave en el lavado de dinero del Cártel de Sinaloa
Dos jóvenes, Jesús Norberto Larrañaga Herrera y Karla Gabriela Lizárraga Sánchez, han sido identificados como figuras clave en el lavado de dinero para el Cártel de Sinaloa, liderado por Ismael ‘El Mayo’ Zambada. Estos millennials operan a través de una empresa de helados, Nieves y Paletas EVI, que es utilizada como fachada para las actividades ilícitas del cártel. La Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE.UU. (OFAC) los ha sancionado por su participación en el tráfico de drogas.
Larrañaga Herrera, conocido como ‘El 30’, trabaja bajo las órdenes de su suegro Víctor Lizárraga Martínez, apodado ‘El 20’, ex policía y ahora operador del cártel. Junto con Lizárraga Sánchez, estos millennials han adoptado estrategias modernas para continuar con las actividades delictivas que iniciaron capos como ‘El Mayo’.
El caso de Zambada, quien fue capturado en julio y trasladado a EE.UU., sigue en proceso judicial. En su primera audiencia en la Corte de Brooklyn, Zambada se declaró no culpable de los 17 cargos en su contra, incluyendo tráfico de drogas y lavado de dinero. Su próxima audiencia está programada para el 31 de octubre.
Las autoridades estadounidenses continúan investigando cómo las generaciones más jóvenes dentro del Cártel de Sinaloa, como Larrañaga y Lizárraga, están tomando roles más activos en las operaciones financieras y logísticas del grupo. Estas nuevas generaciones utilizan negocios aparentemente legítimos para ocultar flujos de dinero ilícitos y mantener a flote las actividades del cártel.
La captura de Zambada y la implicación de estos millennials en el lavado de dinero, subraya la persistencia y adaptación del Cártel de Sinaloa, incluso tras la caída de su líder, lo que representa un desafío continuo para las autoridades.
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Restaurante flotante reactiva economía y se convierte en punto de encuentro en Coatzacoalcos
El arribo de un restaurante flotante a las playas de Coatzacoalcos no solo despertó curiosidad entre los habitantes, sino que también ha contribuido a reactivar la economía local.
Decenas de familias han acudido al malecón costero para tomarse fotos, convivir y disfrutar del ambiente, mientras comerciantes de nieve, cocos, chicharrones y antojitos aprovechan el incremento en la afluencia de visitantes.
Lo que en un inicio llegó como consecuencia de las inundaciones en el norte del estado, hoy se ha transformado en un espacio de reunión familiar y atractivo turístico improvisado en la ciudad.





