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Madre descubre cáncer en bebé, gracias a una foto con flash: Un impactante relato de detección temprana

En un sorprendente giro de eventos, una madre británica descubre que su bebé de tres meses padece un raro cáncer ocular, todo gracias a una foto tomada con flash. Sarah Hedges notó un destello blanco en el ojo de su hijo Thomas, llevándola a investigar y eventualmente descubrir la presencia del retinoblastoma, un agresivo cáncer que afecta comúnmente a los más pequeños.
El inusual destello capturado en una fotografía con el flash de su teléfono celular desencadenó la preocupación de Sarah, quien, tras realizar búsquedas en Internet, decidió consultar con un médico. Aunque en un principio no se mostraron alarmados, las pruebas en el Hospital Medway confirmaron el diagnóstico de retinoblastoma.
Thomas, con apenas tres meses de vida, enfrentó una intensa batalla contra el cáncer. Recibió seis rondas de quimioterapia desde noviembre de 2022, luchando incluso contra la sepsis durante su tratamiento. La última sesión de quimioterapia tuvo lugar el 6 de abril de 2023, y en mayo, el pequeño tocó el timbre en señal de haber vencido la enfermedad.
Aunque el camino fue difícil, Sarah destaca la importancia de la detección temprana y la necesidad de estar atentos a señales inusuales, incluso aquellas capturadas en una simple fotografía con flash.
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Una historia que nos invita a reflexionar

En 2015, al borde de una carretera, una pequeña casa azul de techo de lámina comenzó a ser testigo de una vida sencilla pero profunda. Allí vivía una pareja de ancianos que, año tras año, aparecía en las imágenes de Google Maps: tomando el sol, pelando verduras, conversando o simplemente contemplando la vida pasar. No necesitaban nada más, porque se tenían el uno al otro.
El tiempo siguió su curso. En 2020, seguían juntos, compartiendo cada día como siempre. Pero en 2021, la escena cambió: él ya no estaba. Solo ella permanecía, apoyada en la puerta o sentada en el mismo banco donde antes compartían todo.
Para 2023, la casa mostraba las marcas del paso de los años: paredes descascaradas, colores apagados. Y aun así, ella seguía allí, firme, como si esperara en silencio, recordando lo que alguna vez fue.
En 2025, ya no quedaba nada. Ni la casa azul, ni el banco de madera, ni el techo oxidado. Solo un terreno vacío y el eco de una historia que dejó huella en quienes tuvieron la oportunidad de verla.
Hay relatos que no llegan a los periódicos ni a la televisión. Se esconden en rincones olvidados, como la casa donde dos corazones envejecieron juntos, cuya memoria desapareció silenciosamente… pero cuyo testimonio permanece en la mirada de quienes la descubrieron.