La desaparición del obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, ha generado gran preocupación entre la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y diversas figuras políticas, quienes demandan su “pronta liberación” ante la incertidumbre sobre su paradero en las últimas 48 horas.

Salvador Rangel, reconocido por su labor de mediación entre grupos delictivos en el estado de Guerrero, ha sido objeto de amenazas por su participación en la pacificación de actividades criminales en la región. Su ausencia desde el sábado, cuando salió de su domicilio en Morelos hacia Chilpancingo, ha generado especulaciones sobre su seguridad y bienestar.

La CEM, a través de sus redes sociales, ha hecho un llamado enérgico a quienes mantienen cautivo al religioso de 77 años, solicitando que le permitan acceder a sus medicamentos necesarios para su salud. Asimismo, instan a su pronta liberación y retorno seguro a casa, considerando su delicado estado de salud.

La labor de Salvador Rangel en la pacificación de grupos delictivos en Guerrero lo ha convertido en una figura respetada y reconocida en la región. Su desaparición ha generado una ola de preocupación tanto en el ámbito religioso como en el político, instando a las autoridades competentes a tomar acciones inmediatas para garantizar su bienestar y seguridad.