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Experimentos revelan que el aprendizaje social no es exclusivo de los humanos: Chimpancés y abejas también lo demuestran

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Estamos aquí, leyendo estas palabras, gracias a un legado que se remonta milenios atrás, cuando nuestros ancestros desarrollaron un sistema de comunicación que evolucionó hasta convertirse en un lenguaje escrito. Gracias a estas reglas ortográficas, hemos podido preservar y transmitir el conocimiento a lo largo de las épocas, desde pergaminos hasta libros y, más recientemente, internet. Este saber ha sentado las bases de la tecnología que nos rodea, incluso de la pantalla que ahora tenemos frente a nosotros. Todo lo que hemos aprendido de otros nos permite entender y asimilar estas letras, y este proceso continuará alimentando el conocimiento futuro. Este fenómeno, conocido como aprendizaje social, constituye el cimiento de nuestra cultura como especie.

Durante mucho tiempo, se consideró que el aprendizaje social era una característica exclusiva de los seres humanos, diferenciándonos del resto de animales. La idea de transmitir conocimientos de generación en generación, mejorando y adaptando esos conocimientos, parecía ser un rasgo único de nuestra especie. Sin embargo, dos experimentos recientes con chimpancés y abejas desafían esta noción, sugiriendo que el aprendizaje social puede no ser tan exclusivo como se pensaba. Los resultados de estos estudios, publicados en las revistas ‘Nature’ y ‘Nature Behaviour’, abren nuevas perspectivas sobre la evolución del aprendizaje en el reino animal.

Investigaciones previas han demostrado que diversas especies pueden aprender comportamientos complejos unos de otros, como el uso de herramientas por parte de los chimpancés o los “trucos” que las abejas enseñan entre sí. Sin embargo, una pregunta clave seguía sin respuesta: ¿podrían estos animales aprender tareas tan complejas que no podrían resolver por sí mismos, como nosotros construir un automóvil sin conocimientos previos? Esta incógnita dio origen a la hipótesis de la ‘zona de soluciones latentes’ (ZLS), que sugiere que los animales no acumulan conocimientos de generación en generación, sino que cada individuo “reinventa” esos conocimientos de forma espontánea, sin necesidad de aprendizaje acumulativo.

Estudios recientes han demostrado que los chimpancés y otros primates pueden descubrir comportamientos específicos, como el uso de herramientas, de forma individual, sin recurrir al aprendizaje social. Estas “innovaciones individuales” plantean un desafío a la idea de que el aprendizaje social es fundamental para la transmisión de conocimientos en estas especies.

Para esta investigación, el experto en comportamiento animal Edwin van Leeuwen y su equipo de la Universidad de Utrecht llevaron a cabo un experimento con chimpancés en santuarios de Zambia. Se les presentó una caja rompecabezas que requería tres pasos para abrirse: recuperar una bola de madera del bosque, abrir un cajón y volver a cerrarlo con la bola dentro. Después de tres meses de exposición a la caja, los chimpancés no lograron desarrollar las habilidades necesarias para abrir el rompecabezas por sí mismos, demostrando que no podían resolverlo de forma autónoma. Sin embargo, cuando un individuo fue entrenado y luego enseñó a sus compañeros cómo resolver la tarea, 14 de los 66 chimpancés lograron aprender la misma habilidad, evidenciando que podían aprender unos de otros, al igual que los humanos.

Un estudio adicional, publicado en la revista ‘Nature’, sugiere que esta habilidad no se limita a los humanos y los chimpancés, sino que también se observa en las abejas. Los investigadores diseñaron un rompecabezas para las abejas, similar al utilizado con los chimpancés, que requería empujar una pestaña para liberar una recompensa azucarada. Si bien las abejas no entrenadas no lograron resolver el rompecabezas por sí mismas, aprendieron a hacerlo observando a sus compañeras. Este hallazgo desafía la idea de que el aprendizaje social es exclusivo de los primates y sugiere que otras especies también pueden transmitir conocimientos complejos entre sí.

A pesar de que los dos estudios se centraron en diferentes especies, sus hallazgos apuntan en la misma dirección: el aprendizaje social no es exclusivo de los humanos, sino que está presente en diversas formas en el reino animal. Estos descubrimientos abren nuevas vías de investigación sobre la evolución del aprendizaje y la transmisión de conocimientos en las especies no humanas, desafiando nuestra concepción tradicional de la cultura y el aprendizaje.

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Astronautas chinos de la nave espacial Shenzhou-17, retornan tras seis meses en el espacio

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Tras seis meses en la estación espacial, los tres astronautas de la misión Shenzhou-17 han regresado al centro de aterrizaje Dongfeng en el desierto de Gobi, en la provincia septentrional china de Mongolia Interior. A bordo de la nave se encontraban Tang Hongbo, Tang Shengjie y Jiang Xinlin.

La cápsula de retorno de la nave espacial Shenzhou-17 aterrizó con éxito a las 17.46 hora local (09.46 GMT) del martes 30 de abril. Según la Agencia Espacial de Misiones Tripuladas de China, los tres hombres se encuentran en buen estado de salud, y se asegura que la misión ha sido un éxito.

Según los reportes, se estima que los astronautas pueden necesitar alrededor de seis meses para recuperar su condición física normal y sus entrenamientos habituales. Esto se debe a su participación en misiones espaciales de larga duración.

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