El ejército israelí se retiró del hospital Al Shifa en Gaza, el principal de la Franja, después de ingresar alegando que el lugar servía como base para el movimiento Hamás. En la operación, soldados israelíes realizaron búsquedas en el hospital, solicitando que hombres mayores de 16 años se dirigieran al patio interior para rendirse. Aunque dejaron suministros médicos y alimentos antes de retirarse, la comunidad internacional expresó profunda preocupación por las condiciones precarias de los civiles dentro del hospital.

Las fuerzas israelíes argumentaron haber encontrado “municiones, armas y equipos militares” de Hamás en el hospital Al Shifa. Esta afirmación fue respaldada por Washington, pero la Casa Blanca subrayó la necesidad de proteger hospitales y pacientes. Hamás, a su vez, responsabilizó al presidente estadounidense, Joe Biden, del ataque, alegando que apoyó las acusaciones israelíes sobre la presencia de un centro de comando en el hospital.

Según la ONU, aproximadamente 2,300 personas se encuentran atrapadas en el hospital Al Shifa, enfrentando la falta de agua y electricidad debido a la escasez de combustible. La situación ha generado llamados internacionales para garantizar la seguridad de los civiles, destacando la premisa de proteger a los no combatientes en medio del conflicto en Gaza.

El conflicto en Gaza, que ha visto a Israel prometiendo “aniquilar” a Hamás en respuesta a un ataque previo, ha llevado a más de 11,300 palestinos a perder la vida, incluyendo más de 4,600 niños. Las condiciones dentro del hospital Al Shifa son descritas como desesperantes, con escasos suministros médicos y condiciones de vida extremadamente precarias.

La comunidad internacional, incluyendo el presidente francés Emmanuel Macron, ha condenado enérgicamente los bombardeos contra infraestructuras civiles, instando al respeto del derecho internacional y humanitario en medio del conflicto en Gaza.