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Hombre vivió tres años con su “perrita”, que resultó ser una loba ibérica

¿Te imaginas convivir durante tres años con un perrito como tu mascota, y de un día para el otro, te enteres de que es un lobo salvaje? Pues esto fue lo que le pasó a un hombre alemán asentado en Galicia, España, quien creyó que su perrita era de la raza lobo checo.
El hombre contaba con toda la documentación del pedigree de su mascota, que incluso contaba con un chip de identificación. Sin embargo, sus vecinos sospechaban de la especie del animal, debido a sus características físicas y su comportamiento, por lo que dieron aviso a las autoridades.
El Servicio de Protección de la Naturaleza de aquella región española, realizó una visita a Michel, el hombre, para recoger una muestra de sangre del animal y hacer las pruebas necesarias. Los estudios de ADN arrojaron, por su puesto, que en efecto, la mascota del alemán se trataba de nada menos que de una loba ibérica.
Las pruebas se realizaron en el Departamento de Medio Ambiente del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil y “se obtuvo el perfil genético de los restos biológicos analizados, y se confirmó que se trataba de un ejemplar de Canis lupus signatus (Lobo ibérico)”, explicó la Guardia Civil en un comunicado a la prensa española.
Sin embargo, durante su estancia en la casa de su dueño, la loba se cruzó con un perro común, procreando tres cachorros, que estaban también al cuidado del hombre, quien los entregó voluntariamente a las autoridades, así como a su mascota, a las autoridades.
Ahora, los cuatro animales están a cargo del Servicio de Patrimonio Natural de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia.
Los lobos ibéricos son una subespecie del lobo. Son de tamaño mediano, las hembras pesan de 30 a 40 kilogramos. Es un depredador carnívoro, y su dieta se basa generalmente en presas cazadas por ellos mismos, aunque también pueden rapiñar.
Internacionales
Donald Trump ordena implementar la pena de muerte en Washington D.C.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un memorándum dirigido a la fiscal general, Pam Bondi, y a la fiscal del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, en el que instruye la implementación “plena” de la pena de muerte en la capital estadounidense. La medida revierte la abolición de la pena capital en Washington D.C., vigente desde 1981, y busca responder a lo que la administración califica como un aumento de la criminalidad en la ciudad.
Según el memorándum, los fiscales federales deberán buscar la pena de muerte en todos los casos apropiados bajo la legislación federal, particularmente en delitos graves como homicidios y asesinatos de agentes de policía. Además, se indica que ejercerán jurisdicción federal para garantizar la aplicación de la pena capital, en lo que la administración Trump considera una acción necesaria para mantener la seguridad.
La decisión ha generado un amplio debate. Expertos legales y organizaciones de derechos civiles han expresado su preocupación por la posible violación del derecho de autogobernanza de Washington D.C., cuya población ha rechazado la pena de muerte en referendos anteriores. También se cuestiona el impacto de esta medida sobre las normas legales y la autonomía local.
Esta acción forma parte de una serie de iniciativas del gobierno de Trump para expandir el uso de la pena de muerte a nivel federal, incluyendo la reactivación de ejecuciones federales tras la pausa durante la administración de Joe Biden. La medida consolida un cambio significativo en la política criminal de la capital estadounidense y promete generar un intenso debate jurídico y político en los próximos meses.