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La Internacional Villahermosa

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Mujer deja a su pequeña en el auto para tener sexo con su jefe

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Foto: Internet

Luego de tres años se dio a conocer la historia de una menor de edad que murió a causa de un descuido de su madre.

La mujer era policía y dejó a su hija de 3 años encerrada en su patrulla por más de cuatro horas, para tener sexo con su jefe en su casa, en Indiana, Estados Unidos.

Los hechos ocurrieron en el 2016, cuando Cassie Hope de 29 años, ahora embarazada, dejo a la pequeña Cheyenne, encerrada en el auto para ir a hablar con su supervisor al final de su turno.

Admitió que dejo a la niña sola, amarrada a su sillita para bebés y el auto en marcha con el aire acondicionado encendido para combatir las altas temperaturas, pero la ventilación no sopló aire frio.

La Corte de Circuito del Condado de Harrison escuchó que la pequeña ya no respondía cuando su madre regresó a la patrulla y la menor había muerto de calor.

“No sé qué podría hacer para ti que resultara ser peor de lo que ya has experimentado”, le dijo el juez. “Siempre estarás sepultada en la prisión de tu propia mente”.

La mujer será sentenciada el próximo mes y la pena máxima sería de 20 años.

La corte informó que Cassie Hope y Clark Ladner fueron despedidos del cuerpo de policía después de la muerte de la niña, el pasado septiembre del 2016.

Mientras que el padre de la niña, Ryan Hyder, se encontraba devastado por la muerte de su hija.

“Cada vez que cierro los ojos, me imagino su sufrimiento y luego la imagino acostada en su ataúd”. Expresó.

El hombre presentó una demanda contra el Departamento de Policía de Long Beach y los Servicios de Protección Infantil de Mississippi por la muerte injusta de su hija.

Al enjuiciarla, el juez Bourgeois le dijo a la mujer embarazada: “Puedo apreciar que amaba a la niña, pero la dejó sola, en un automóvil mientras estaba en la casa con aire acondicionado a la vez de que tenía relaciones sexuales”, dijo.

“Cuando tienes un hijo y lo traes al mundo, también conlleva responsabilidad”, señalo.

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Multitudinaria marcha por la vida en Varsovia, Polonia: Defendiendo el derecho a nacer

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En un impresionante acto de solidaridad y defensa de los derechos no nacidos, 50.000 personas colmaron las calles de Varsovia el pasado domingo 14 de abril. La Marcha Nacional por la Vida, celebrada en Polonia, buscó contrarrestar algunas propuestas legislativas que amenazan con aprobar el aborto en la tierra que venera al querido Papa San Juan Pablo II.

La cifra de asistentes fue dada a conocer por la vocera del evento, Lidia Sankowska-Grabczuk. Este día también coincidió con una solicitud especial de los obispos de Polonia, quienes pidieron a todas las parroquias rezar por los no nacidos en todas las misas.

Bajo el lema “Larga vida a Polonia”, la Marcha fue organizada por la Fundación San Benedicto y contó con el respaldo de la Conferencia Episcopal Polaca, entre otras organizaciones.

La marcha comenzó al mediodía en la Plaza del Castillo y concluyó alrededor de las 2:30 p.m. Durante la manifestación, se exhibieron carteles con mensajes contundentes como “Elijo la vida”, “Juntos por la vida” y “Ámalos a los dos”.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando se reprodujo el sonido del corazón de un niño no nacido a través de los parlantes, lo que avivó aún más el espíritu de las familias, jóvenes, religiosas y sacerdotes presentes.

La Marcha Nacional por la Vida fue transmitida por varios medios de comunicación, incluyendo Radio María en Polonia, EWTN Polska, TV mn y W Realu 24, lo que permitió una mayor difusión del mensaje pro-vida.

El P. Piotr W. Wisniowski, director espiritual de EWTN Polska, resaltó que el evento coincidió con el 1058 aniversario del Bautismo de Polonia, un día nacional establecido por el Parlamento polaco hace 5 años.

Antes de la marcha, el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, Mons. Tadeusz Wojda, enfatizó que la vida es un don de Dios y debe ser protegida en todas sus etapas de desarrollo. Asimismo, destacó que la marcha es una manifestación de respeto por la vida concebida y una expresión de agradecimiento hacia las dificultades de la paternidad, ofreciendo a los niños la oportunidad de crecer y desarrollarse.

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