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La Internacional Villahermosa

Tabasco

Arrecia reclamo por derrame de aceite en Nacajuca

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Foto: Internet

1 de agosto de 2019. – Volver al pasado no es tan difícil hacerlo en Guatacalca, una comunidad del municipio de Nacajuca, muy cercana a la cabecera municipal.

Aquí los puentes y zacatales son testigos mudos de la represión y la protesta. De la lucha y la consigna. Aquella que no se escucha pero que si se cuenta. En 1996, el puente Guatacalca II figuró como uno de los sitios más emblemáticos en la lucha del ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

López Obrador encabezó en aquel momento, bloqueos de instalaciones petroleras en esa comunidad nacajuquense para exigir indemnizaciones a favor de más de 40 mil campesinos y pescadores afectados por las actividades de Petróleos Mexicanos.

Hoy, la lucha persiste. El eco prácticamente es el mismo de hace 22 años. Las afectaciones de Pemex siguen y sin algo que devolver. Ni siquiera algo para calmar al pueblo.

El problema es grave. Desde el pasado 20 de julio pobladores de Tucta, no soportan más el fétido olor que proviene de la maleza. De sus entrañas. De las viejas arterias llamadas ductos, casi obsoletas, que en décadas y a decir de los lugareños, la paraestatal no ha cambiado.

Se trata de tuberías que también parecen resistirse al cambio.

Y son ellos mismos, sus pobladores, quienes en el clamor de ayuda, se dan a la tarea de descartar que se trate de una toma clandestina o como usualmente lo llaman: huachicol.

Desde el pasado 25 de julio personal de Pemex ha intentado controlar la mancha de aceite que, poco a poco y en algunas partes a gran escala, cubre ya más de 800 hectáreas, afectando en sus alrededores a las comunidades de La Loma, Guatacalca, La Cruz y Tucta.

El ecocidio ya es visible. Las ‘hicoteas’ que moraban en la laguna de ‘La Ramada’, escapan… Y las garzas, apenas y logran despegar por el espeso aceite que cubre sus patas.

Algunos otros reptiles sólo quedaron atrapados entre el lodo que se mezcla con el aceite.

Las repercusiones en la salud de los habitantes ya es un problema, que para los mismos pobladores está fuera de control y que se intenta minimizar con comunicados y convenios emitidos desde la oficina de la alcaldesa Janicie Contreras, de quien, aseguran, no se le ha visto la cara desde que fue a pedir el voto y una vez que atendió una audiencia pública en la localidad.

Aunque Pemex intenta controlar el derrame, la autoridad municipal está ausente. Una unidad médica de la paraestatal trata de atender a la población que sin reservas testifica que sólo ‘simulan’ estar atendiendo.

La tarde del 31 de julio, una asamblea con habitantes de las 4 comunidades más afectadas convoca a la multitud para exigir se les indemnice.

Del ayuntamiento sólo acude un representante sin facultad de decidir y comprometerse; “no lo queremos”, reviran las madres de familia.

La madrugada del 1 de agosto, algunos elementos de Protección Civil municipal se dieron cita el lugar a evacuar a la comunidad, sin embargo una fotografía que José Córdova, uno de los afectados comparte, revela que son 2 niños y 5 adultos los que son trasladados hasta el casino municipal.

Este jueves, se confirmó a través de un video lo que los habitantes ya suponían: una fuga más que tampoco se ha podido controlar.

Y es que “ni los buzos aguantan”, refiere doña María de la Luz, quien ha tenido que pedir posada en las afueras de su localidad al no poder soportar el olor que se percibe, generalmente, durante la noche. “No se soporta”, insiste.

Ella y dos de sus hijas viven a kilómetro y medio de donde se registra la primera fuga. Los separan un pastizal que se rehúsa a ser esclavo del suelo, pues los químicos que brotan entre sí los están marchitando.

Agustín Hernández, líder indígena de la zona de Guatacalca continúa reportando testimonios de personas con fiebre, vómito y diarrea. Son comunidades en el rezago, con carencias que muchas veces, “no tienen ni para el pasaje”, menciona.

Mientras la alcaldesa Janicie Contreras minimiza la situación, los pobladores de La Loma, Guatacalca, Tucta y La Cruz afirman no tener miedo.

Y a boca de jarro, como dicen que Andrés Manuel les enseñó, claman justicia con coraje y con la mano en alto.

No temen, dicen, a leyes recién aprobadas. Pues, para ellos, la causa es más que justa.

La fuga como la protesta continúan. Ambas sin solución. Ambas sin ser escuchadas. Las dos olvidadas por la transformación de cuarta que, sostienen los afectados, encabeza una mujer que ha demostrado incapacidad para manejar una comuna.

Una alcaldía que, como los iconicos camellones chontales, parece cansarse como el ganso que, ante el desastre ecológico, no puede emprender el vuelo.

Iván Ventura/NoticiasSinReservas

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